Se despide su servidor de siempre Dante de la Hoz.
Cambio y fuera.
Les doy mis eternos Agradecimientos a Eliseo Subiela, Mario Benedetti, Oliverio Girondo, Juan Gelman y la actuación especial de Darío Grandinetti, que para mi fueron una verdadera influencia, así aprendí a abordar el amor con la poesía... Después de ver el lado oscuro del corazón me convertí en un chico solitario de subte, recitando alguno que otro poema, pero ante toda vicisitud romantica sonreía anteponiendo el discurso de Oliverio...
No sé, me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! - y en esto soy irreductible no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretenden seducirme!
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