
Se despide su servidor de siempre Dante de la Hoz.
Cambio y fuera.

itos, mamá es alguien que te repite cosas tediosas pero nunca dudará en aguantar tus excentricidades, son dos caminos en una ruta, las dos son celosas, la madre más, bueno aprende a vivir con eso, en vez de tener amantes, sal con tu madre a escondidas, sácala de viaje invítale helados a escondidas, esto renovará ese amor, con respecto a tu esposa hazle ver que es la numero uno, desde que es la señora de García. En fin son un tormento agradable y hay que ser valiente para convivir con ambas, nunca pero nuca vayas de vacaciones con ambas, y si las juntas trata que sea por breves momentos, nunca te quejes delante de tu madre porque le hará la vida trizas a tu esposa y así no tendrás que pasar por esas experiencias del tercer tipo, porque al final por ninguna puedo tener preferencia, una me dio la vida y si la otra se me va se me termina, porque al no sentir su calorcito me muero, pero ambas tienen algo en común quieren lo mejor para mi, por eso nunca elegiría entre ambas, y en caso de emergencia prefiero huir solo algún lado del mundo a meditar, las amo a ambas, como amo el mondongo de Cubiro y los ravioles de fetuchinni, (y no me importa un carajo si lo escribo mal, yo no parlo italiano), las amo aunque a veces me obstinan, las amo porque ambas son el único camino que queda, ya que me aman como soy, ambas a su manera y gracias por existir, mi viejita excéntrica y mi esposita con mirada perdida....

Les doy mis eternos Agradecimientos a Eliseo Subiela, Mario Benedetti, Oliverio Girondo, Juan Gelman y la actuación especial de Darío Grandinetti, que para mi fueron una verdadera influencia, así aprendí a abordar el amor con la poesía... Después de ver el lado oscuro del corazón me convertí en un chico solitario de subte, recitando alguno que otro poema, pero ante toda vicisitud romantica sonreía anteponiendo el discurso de Oliverio...
No sé, me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! - y en esto soy irreductible no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretenden seducirme!